Agunas ideas para resolver conflictos con los alumnos/as

Es necesario tener en cuenta que cada alumno es diferente, por lo que no hay recetas que puedan aplicarse para todos, por ello lo más importante será hacer un análisis diferenciado en cada caso. Una vez hecho el análisis, junto con el orientador del centro y resto del profesores que le dan al curso del alumno en cuestión, podemos intentar transformar la actitud negativa en positiva, intentando reforzar aquellos comportamientos que más motivan a los alumnos.
Si como profesor te ves desbordado siempre pide ayuda al resto de profesores y al equipo directivo.
Pasos a seguir:
- Hacer un alto. Recobrar la calma. Decidir cómo manejar la situación: "Hablar hasta entenderse" es una buena estrategia, pero no todos los problemas son negociables.Se debe intervenir y poner límites firmes.Demostrar enojo, tiene efecto de hostiloidad en el alumno.A veces es mejor una cita en privado para deshogarse.
- Hablar y escucharse uno a otro: Profesor y alumno deben de hablar; para ello hay que crear las condiciones necesarias para comunicarse con respeto.Actitud relajada pero atenta del profesor, junto con un tono firme y afable. Demostrarle al alumno que se le aprecia , aunque creamos que no ha actuado bien.Tratar con respeto al alumno siempre.No emitir juicios.Hay que escuchar al alumno con la firme intención de ponerse en su sitio y poder comprenderle.
- Plantear el problema en función de sus necesidades: Hay que actuar un poco de detective  para encontrar las necesidades que motivan su conducta.Los demás alumnos juegan un papel muy importante a la hora de aclarar situaciones y hechos.
- Proponer soluciones: El profesor invita al alumno a que piense, junto con él, en las posibles maneras de resolver el problema.
- Elegir la idea o ideas que le guste tanto al alumno como al profesor: De todas las propuestas irlas razonando y ver cuál es la mejor.
- Hacer un plan, establecer una consecuencia y ponerlo en práctica: Se debe fijar una fecha para evaluar los resultados más adelante y ver si el problema que teníamos en clase ya se ha solucionado.
Los alumnos son quienes mejor saben qué medidas son útiles para ellos y si contribuyen a determinar las consecuencias, estarán mejor predispuestos a cooperar.
Siempre la solución debe ser justa para el alumno.
Hay que recordar que el propósito de cualquier intervención es no sólo frenar la conducta problemática en el momento, sino también ayudar al alumno a elegir otra conducta más apropiada en el futuro.

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