"Me prostituiría por un chicle tía"

Esa frase la oí decir a una alumna de 14 años en la cantina del instituto el día de  las fiestas de Santo Tomás de Aquino. Estábamos desarrollando a esa hora la actividad de "abrazoterapia" y una alumna le dijo al cantinero que si le regalaba un chicle  le daba un abrazo..Y entre risas comentaros entre ellas que serían capaces de prostituirse por un chicle y por más cosas.
Creo que se están perdiendo valores.
Los padres nos preguntamos a menudo:¿Qué puedo hacer para que mi hijo desarrolle valores morales y sepa distinguir entre lo bueno y lo malo?
Todos queremos que nuestros hijos desarrollen el respeto y la compasión por otras personas. Queremos que sean honestos, decentes y considerados, que sepan defender sus principios, cooperar con otros y actuar responsablemente. Queremos que tomen decisiones morales. Las recompensas que otorga difundir los valores morales de un adolescente son enormes: los chicos y chicas que crecen con valores fuertes, consistentes y positivos son más felices, se destacan más en sus estudios y están más propensos a contribuir más a la sociedad.
Una buena educación es necesaria siempre, así como inculcar sobre todo a las chicas que tienen que valorarse y quererse más. Y que su cuerpo no lo puede tocar nadie sin su permiso y que sería bonito que fuera por amor y que se tiene que tener una cierta edad para empezar las relaciones sexuales.
Los chicos cada vez respetan menos a las chicas. Y muchas veces son ellas las que los provocan y las que van detrás de ellos.
Creo que como padres debemos estar pendientes de nuestros hijos, hablarles mucho y ponernos en su lugar y poner normas y límites.
Intentar hacerlo lo mejor posible como padres y como profesores es el truco, implicarnos en darles una buena educación y que sepan que nos tienen y que  nos importan sus cosas.


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